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Poco podía imaginar Luis Buñuel ke con su film “El Ángel Exterminador” y su ingeniosa trama (un grupo de personas encerradas en una casa) daría lugar a fenómenos televisivos tan aberrantes como “Gran Hermano” o “Protagonistas de Novela”. Y “El Factor X” se suma a esta lista, pero cuenta con una coartada artística: su objetivo principal es, además de mostrarnos la vida cotidiana de los participantes, preparar a futuras estrellas de la música, con un premio muy concreto: representar a Colombia en algún festival de esos ke se inventan de repente y aparte de eso, entregar la súper colosal suma de 50 millones de pesos ke equivalen al 0.0000001% del total de ingresos obtenidos por RCN solamente en mensajes de texto (vaya sanguijuelas).
Al Factor X se le puede poner tantas pegas ke es difícil decidir por dónde empezar. En primer lugar, da la impresión de ke se busca a un tipo de cantante muy determinado, el ídolo joven galanzoide pasto de teenagers al estilo Ricky Martin o Paulina Rubio (está claro ke Will Oldham no hubiera superado el casting). Hay algo muy claro: el talento, si no se tiene, no se puede aprender, por muchas horas ke se pasen en ese centro de alto rendimiento. ¿Cuántas de las figuras históricas de la música han pasado por escuelas de ese tipo? Si cogemos a cualquier gran artista, veremos ke aparte de un talento innato se ha curtido con el aprendizaje autodidacta y, sobre todo, dejándose la piel en la carretera durante muchos años antes de triunfar.
Otro aspecto discutible del Factor X es el premio: RCN es un arma de doble filo, y muchas veces puede hundir a un artista (y más si es novato). Y lo de obtener un contrato discográfico aún es más confuso: no estamos hablando del apoyo de un sello con cojones, sino de una compañía, RCN Music -o como se llame esa cosa- nacida de la nada( o más bien de la viveza de sus directivos), y cuya única especialización es “factorazos” y canciones surgidas del dedo meñike del pie, en éxitos efímeros y no en carreras de largo recorrido (por cierto, no es necesario ke nos envíen un fax con el numero de ventas de sus productos).

Ni hablar de la mecánica del programa, sin duda lo peor de todo es el jurado ke cada semana decide a kien nomina para abandonar el centro, integrado por productores mainstream, cantautores mediocres y diskeros sin criterio. Ofrece mucha mas credibilidad un delegado de rifas, juegos y espectáculos del tan delicioso clásico ochentero “El precio es Correcto”.
Dicho esto, ke conste nuestra simpatía por los concursantes y nuestro respeto por la ilusión ke le ponen, pero si les pediríamos un poco mas de realismo. De igual modo, también merecen la aprobación los esforzados profesores ke hacen lo ke pueden para sacar un producto digno. Eso si, no estaría de más introducir algunas nuevas asignaturas, como por ejemplo “Técnicas para destrozar la habitación de un hotel”, “Métodos para sobrevivir a una entrevista de José Gabriel” o “Dominio del Playback en las galas”.

Por mucho ke escriba, está claro ke el Factor X será el programa con mas audiencia, y ke los discos de sus galas serán los mas vendidos. ¿Cuál será el secreto de este tremendo éxito? Su pongo ke al público le ha enganchado el afán de superación de los concursantes. Lo ke debería plantearse es ¿ke futuro incierto les espera a los ganadores ke vienen? Porke al pobre Julio por lo ke veo… lo carbonizaron.